domingo, 25 de enero de 2015

A bordo, con faldas y a lo loco.


Buenas a todos, estoy super feliz de poder volver por aquí después de un mes. Ya he terminado de exámenes y ahora si que si nos vamos a ver mucho más tanto por aquí como por instagram.
Hoy os traigo un post muy especial, hace un par de añitos mis abuelos hicieron las bodas de oro y para celebrar que todo iba genial decidieron que en vez de irse de ‘’Luna de miel’’ nos iríamos todos de viaje, pero no un viaje cualquiera sino un crucero por el Mediterráneo de la mano de la compañia Pullmantur, en su barco Sovereign.

Itinerario del viaje:

Primer día: embarque y rumbo a mar adentro
Segundo día: día de navegación
Tercer día: Túnez
Cuarto día: Nápoles
Quinto día: Roma
Sexto día: Florencia
Séptimo día: Mónaco


Sovereign.

Lo pasamos genial pero llegas más cansado de lo que te fuiste, un crucero no es para descansar porque como lo intentes se te ha pasado la semana y no te has enterado. Nosotros ibamos un total de 14 (mis padres no vinieron por asuntos familiares) todo lo llevábamos marcado para no preocuparnos de nada y he aquí os dejo con mi experiencia.

Era sábado, las maletas estaban repletas y las ganas eran inmensas, como somos de Ciudad Real cogimos un tren a la Estación de Sans en Barcelona y una vez llegados allí teníamos alquilado un mini bus para que nos llevase al puerto y desde ahí, nos fuimos a embarcar.

En el ave.
El embarque con diferencia es lo peor, hay que esperar mucho porque va todo un poco lento, primero se embarcan las maletas con la pegatina del camarote que te dan allí y no tienes que pensar en ellas más, porque la próxima vez que las veas estarán en tu puerta como por arte de magia. Tras ésto, se pasa a la zona de embarque dónde te hacen una tarjeta identificativa dónde estarán tus datos que serviría para salir y entrar al barco.

Hecho todo ésto, teníamos ante nosotros una pasarela enorme que teníamos que cruzar para entrar al barco y ver esta maravilla de hall.





Hall.

Entramos bastante tarde al barco y nos pilló con el simulacro de emergencias, sin comer todo el día y encima todos a cubierta a hacer el simulacro, desde el minuto cero esto era un no parar. Os dejo una fotito con los chalecos salvavidas y dos de la cubierta.






Es espectacular ver como puede haber tantísima cantidad de salones, teatro, comedores, bares, discotecas, etc junto y más en un barco, lo recomiendo al cien por cien, es una experiencia única.

A parte, todas las noches en el barco son noches temáticas entre ellas están la noche blanco y negro, en la que todos deben ir vestidos de uno de estos dos colores; la noche hawaiana, con muchas coronitas de flores y la gente vestida de blanco; pero sin duda la más especial es la noche de gala, los hombres con traje y las mujeres con vestido largo, es super especial, además baja a cenar el capitán del barco con la gente.

Por otra parte, ciertamente, lo de las excursiones a mi parecer es un poco estafa, porque Nápoles, por ejemplo, si puedes patearla por uno mismo y subir y bajar del barco las veces que quieras, pero en Roma es todo lo contrario, tienes que ir en autobús hasta Roma y no te bajas nada más que 30 minutos para ver la Fontana di Trevi y dar una pequeña vuelta porque de nuevo hay que coger el autobús para dirigirse hacía el Vaticano que teníamos programado pasar dentro, pero no poder bajarse del autobús en Roma es cometer un delito muy grave y eso a mi parecer se llevo nota negativa por mi parte, me hubieses gustado poder disfrutarla un poco más pero los cruceros son así, independientemente de eso, el Vaticano es precioso, armonioso y enorme; que pequeñita se siente una delante de tanto majestuosidad. Y Florencia, otra preciosidad, también tuvimos que transportarnos en autobús a este ciudad, pero a parte de un pequeño circuito viéndo por ejemplo el Puente Vecchio luego si que dejan tiempo libre y puedes visitar su famoso mercado con el jabalí de bronce; en final, es muy agotador pues todos los días hay que levantarse temprano y si quieres disfrutar del barco te acuestas tarde, por lo que las ojeras se hacen notar en algún momento del viaje.
Os dejo unas fotos de los looks que utilicé a lo largo de los días tanto para el día como para las cenas.


Nápoles.

Noche hawaiana.

Fontana di Trevi.

Florencia.

Puente Vecchio.

Noche de gala.
Noche de gala.

Nápoles.
Dentro del barco todo estaba medido al detalle, el mismo camarero para las cenas te servía los platos, el mismo hombre para arreglarte la habitación cualquier hora que fuese del día y además son tan entrañables porque están pendientes de ti hasta el último detalle desde darte los buenos días hasta darte las buenas noches; tenían hasta el detalle de a los niños hacerles figuritas con las servilletas.



Una rosa.


Una botita.


Un pajarito.


El camarote.

¿Te animas a embarcarte en una aventura como ésta?



En conclusión, es un viaje muy repetible y más cuando estás acompañada de tan buena compañía.
Feliz comienzo de semana a todos, última semana de enero y con más fuerza que nunca.

Feliz noche, besitos.  

Isabel Martín
Ma petit chemise





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